NOTAS

12/10/2020

Por: Andrés Giraldo

Desde el Siglo XX, en los países anglosajones no estadounidenses, comenzó a gestarse un movimiento académico y organizacional que empujó a humanidades como las artes, el diseño y la arquitectura a asumir un papel más decidido en el mundo de la investigación. Podemos verlo con romanticismo y señalar que existía una lucha epistemológica, pero la verdad es que también hubo muchos intereses económicos. Entre ellos, los indispensables recursos para la investigación.

Como es apenas natural, al inicio se cometieron varios exabruptos, alguno de ellos pretender evaluar los productos de investigación de estas áreas con la lógica de las ciencias exactas: papers, libros, publicaciones académicas. ¿Cómo encaja en estos formatos una obra de teatro?

Lo cierto es que el movimiento ha evolucionado y se ha avanzado, poco a poco, en reconocer que el arte, el diseño o la arquitectura no buscan necesariamente resultados concluyentes, relaciones lógicas y observaciones empíricas; en ellas una experiencia, la apertura de nuevas preguntas y la invitación a entender otras formas de ver el mundo son resultados de investigación.

En este artículo nos preguntaremos por las características del conocimiento científico y las diferencias y puntos de encuentro que existen con el conocimiento creativo. También entenderemos cómo nace una investigación en las áreas de conocimiento asociadas a los procesos de creación y revisaremos qué determina su configuración.

¿Qué es el conocimiento?

¡Vaya pregunta! Es demasiado grande para un artículo (y para mí), pero es un buen punto de partida para entender diferencias de base entre áreas de conocimiento. Para iniciar este recorrido, revisemos la definición clásica de conocimiento: es una creencia verdadera justificada. En este video lo explican con lujo de detalles.

Sin embargo, esta propuesta conceptual para el conocimiento ha demostrado ser limitada. ¿Los resultados de las investigaciones en arte podrían entrar en esta definición? ¿Es el arte capaz de producir conocimiento? ¿Acaso el arte, con lo amplio y vago que es el término, no está construida sobre una forma de conocimiento sensible? Parte de la explicación la podemos encontrar en una rama de la filosofía que estudia la naturaleza del conocimiento en general: gnoseología.

Según la gnoseología, existen tres tipos de conocimiento (gracias Wikipedia):

  • Conocimiento proposicional: “Se lo asocia a la expresión del lenguaje ordinario "saber que" (en inglés, know that). Por ejemplo, decimos que sabemos que la Luna orbita alrededor de la Tierra, que el texto que tenemos delante de los ojos está en español, que padecemos de dolor de muelas, o que 2 + 2 = 4. Todos estos conocimientos son muy diversos entre sí, pero tienen en común que todos son conocimiento de una proposición”.

  • Conocimiento empírico: “El conocimiento práctico, también llamado conocimiento operacional o procedimental, es el conocimiento que se tiene cuando se poseen las destrezas necesarias para llevar a cabo una acción. Se lo asocia a la expresión "saber cómo" (know how). Por ejemplo, decimos que sabemos cómo ir en bicicleta, cómo redactar una carta comercial o cómo amamantar un niño”.

  • Conocimiento directo: “Es el conocimiento que se puede tener de las entidades. En español, el conocimiento directo se asocia a la expresión "conocer". Por ejemplo, decimos que conocemos a Juan Pérez, que conocemos tal canción, que conocemos París.”

¿Por qué terminamos hablando de gnoseología? Porque nos ayuda a entender que existe más de una forma de conocimiento. Por ejemplo, las artes, el diseño y la arquitectura están muy relacionadas con el conocimiento directo, el que se deriva de la experiencia propia, sensorial, subjetiva e intersubjetiva. Esto no quiere decir que no tenga relación con las otras dos formas de conocimiento, pero sí que esta es la que más fuerza tiene para estas áreas.

¿Investigar en artes?

Si entendemos la investigación como un proceso que busca la generación de nuevo conocimiento, y aceptamos que el conocimiento directo es una forma válida de conocimiento, que incluso se puede conjugar con otros tipos de conocimiento, nos acercamos a un sí.

Esa conjugación es, de hecho, bastante interesante porque parte de la reflexión generada en el surgimiento de la investigación en áreas de creación: una forma más holística e interdisciplinaria de entender la producción del conocimiento y, en general, la realidad. ¿El resultado? Entre muchos mundos posibles, la ciencia y el arte, que parecían pertenecer a mundos opuestos, están encontrando en su mezcla un potencial generador de conocimiento.

Hasta ahora, hemos realizado un acercamiento a las bases en las que se fundamenta el concepto de investigación creación. Es momento de caracterizarlo, es decir, entender cómo está compuesto, qué lo hace especial. Comencemos por analizar el carácter del conocimiento creativo.

El carácter del conocimiento creativo

Ya sabemos que de las disciplinas creativas se puede obtener conocimiento, lo que implica que legítimamente pueden desarrollar investigaciones. Pero ¿tendrá el mismo tipo de resultados que las investigaciones de las ciencias exactas? ¿Se parecerá más al punto de llegada de las ciencias sociales? Abordemos primero el carácter del conocimiento producido por las disciplinas creativas.

En un libro titulado “Investigar creando” de la Universidad del Bosque de Bogotá, Colombia, Melissa Ballesteros Mejía y Elsa María Beltrán Luengas aseguran que el conocimiento generado en el arte, el diseño y la arquitectura tiene tres características fundamentales:

  • Es práctico, porque a través del contacto constante con las técnicas y los materiales emergen nuevas posibilidades para su manejo.

  • Es experiencial, porque tiene una narrativa intrínseca en la que el espectador o usuario se sumerge para vivir una experiencia determinada.

  • Es cognitivo-afectivo, porque propicia la construcción de conocimiento personal y colectivo acerca de las emociones que generan ciertas situaciones.

Investigación creación

Todo este recorrido nos lleva a Colombia, país en el que hace menos de diez años se comenzó a reconocer la importancia del arte, el diseño y la arquitectura en el Sistema de Investigación local como áreas fundamentales para el bienestar de la población. ¡Y claro! También hubo (y hay) muchos intereses políticos y económicos detrás de este reconocimiento. Pero, sin importar el motivo, se trata de un logro.

En un contexto participativo, en el que trabajaron facultades de artes, diseño y arquitectura de todo el país con el Departamento Administrativo de Ciencia, Tecnología e Innovación de Colombia (Colciencias, hoy Ministerio de Ciencias, Tecnología e innovación), se logró posicionar el concepto de investigación creación, para referirse a todos los procesos de investigación que se desarrollan en estas áreas de conocimiento.

Me tomo el atrevimiento de abusar de este espacio de divulgación para ofrecer aquí la definición a la cual se ha llegado en Colombia (mi país de origen y residencia), pero que estoy seguro que hace tiempo está posicionada en otras latitudes, quizá con apenas diferencias de redacción y gramática:

La investigación + creación es definida, a partir de la convocatoria 781 de Colciencias (2017), como la indagación que busca responder a una pregunta o problema de investigación a través de una experiencia creativa que da lugar a obras, objetos o productos con valor estético y cuya naturaleza temporal puede ser efímera, procesual o permanente. En otras acepciones se considera que la investigación-creación - también llamada investigación artística, o investigación basada en la práctica - es aquella indagación que toma como objeto a la experiencia estética del propio investigador-creador, por lo cual siempre tiene un componente autorreflexivo (Borgdorff, 2006; Asprilla, 2013; Hernández Salgar, 2014). Este énfasis en la experiencia, así como el carácter dinámico y relacional de la obra, hacen que la investigación-creación presente diferencias a nivel epistemológico, metodológico y ontológico con la investigación científica (Hannula et al. 2005; Borgdorff 2006). La investigación-creación conduce, por lo general, a dos tipos de productos: la obra, objeto o producto de creación propiamente dicha y un texto en el cual se consigna la reflexión sobre la experiencia creativa y su relación con la pregunta o problema de investigación (Archer 1995; López-Cano 2013).

Sabemos entonces qué es la investigación creación y qué caracteriza el conocimiento creativo, es decir, el que se produce precisamente a través de una investigación de este tipo. Para terminar, revisemos rápidamente qué se necesita para realizar un proyecto de investigación creación: sus mínimos esenciales.

Requerimientos esenciales de un proyecto de investigación creación

No toda práctica creativa puede ser considerada un proyecto de investigación creación. Según el Sistema Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación del Ministerio de Ciencias de Colombia, para que un proyecto sea considerado y reconocido en el Sistema, es necesario que cumpla con 4 condiciones que son garantizadas, por lo general, por las instituciones académicas o los centros de investigación:

  • Que tenga un proceso creativo riguroso (procedimientos de documentación)

  • Responda a preguntas pertinentes

  • Aporte significativamente al estado del arte de la disciplina en la cual se circunscribe (¿podrían ser varias?)

  • Obtenga retroalimentación del público

Interesante ¿no? Este es, en otras palabras, el componente de “investigación” de la pareja “investigación creación”.

La investigación creación es, entonces, una nueva frontera de conocimiento que no solo tiene todo el potencial para ayudarnos a generar nuevas y mejores condiciones de vida para los ciudadanos, también tiene el potencial de servir como plataforma para el desarrollo de industrias creativas y culturales.

Ahora, ¿cómo se hace un proyecto de investigación creación? Ese es un tema que da para todo un artículo y queda bajo criterio del lector buscarle, o no, una respuesta. Por ahora, te ofrezco una pista: no existe una única respuesta, porque no podemos hablar del método científico, sino de componentes de investigación. ¡Investigación creación!